Mensaje del P. José Noriega en la cena del 31 aniversario de los Discipulos

Cena del 31 aniversario Discípulos
Colegio Stella Maris la Gavia
19 mayo 2018

-Gratitud a todos por compartir esta cena en nuestro aniversario. Hace 31 años comenzábamos los discípulos guiados por Luis de Prada y acompañados por el P. Bidagor.

-Mucho ha ocurrido en estos años que nos ha permitido entender mejor el don que ha supuesto para nosotros el que el Señor haya suscitado a los Discípulos.

-Los cambios en la sociedad y en la Iglesia nos hacen ver que nos encontramos no simplemente en una crisis más o menos profunda, sino ante un cambio de época. No son solo los métodos económicos, ni los procesos sociales o los modos de organización lo que es necesario ajustar, sino la visión del hombre. Quién es el hombre. Cuál es su destino, qué hace grande y bella la vida.

-Recientemente el arzobispo de Filadelfia, Mons. Chaput a sacerdotes → “vuestros sobrinos conocerán una Iglesia distinta a la que nosotros conocimos”. Distinta no porque dejara de pertenecer a Cristo o perdiese su estructura sacramental, sino por su modo de configurarse socialmente.

-En este paso difícil de una época a otra el Señor ha suscitado a los Discípulos. Muchas veces me he preguntado por qué. La primera respuesta es porque ha querido darnos una familia en la que cada uno de nosotros vivamos la grandeza de lo humano. Los discípulos como instituto religioso son un regalo que el Señor ha querido hacer a cada uno de nosotros, son un Arca de Noé en el que el Señor nos ha invitado a entrar para regenerar nuestra humanidad. Aquí hemos encontrado la grandeza de lo humano. Aquí hemos encontrado grandes hermanos. El Señor nos ha dado gente magnífica. Y por eso lo celebramos con gratitud cada año.

-Ello me permite entender algo. No nos sentimos los últimos de una época que desaparece. Sino los primeros de una época que está por venir. Aquí, en nuestra familia discipular hemos encontrado novedad, aire fresco capaz de revitalizarnos y de compartirlo a los demás.

-Esto me lleva a afrontar con vosotros una cuestión. La radicalidad de los cambios que estamos viviendo nos obliga a todos a preguntarnos si estamos preparando el futuro. Para los discípulos se nos plantea la cuestión en estos términos: nuestros colegios, ¿abren futuro?, ¿son capaces de ofrecer un nuevo germen?, ¿un nuevo inicio capaz de generar en los niños la grandeza del plan de Dios en un tiempo nuevo? ¿Y nuestras parroquias? Familias de Betania, como movimiento laical vinculado en forma tan estrecha a los Discípulos, ¿afronta la construcción de la familia y la relación entre familias como un nuevo inicio donde vivir la grandeza de la vocación? ¿Prepara a sus hijos para vivir la grandeza del plan de Dios? ¿Genera amistad entre ellos? Esto es, nuestros colegios, parroquias y Familias de Betania están llamados a ser no los últimos de una época, sino el inicio de una nueva civilización.

-¿Dónde está el criterio de verificación? Uno importante es reconocer que la sociedad que nos rodea no es ya cristiana. Leyes contra la familia. Acciones concertadas contra el bien común. No solo se aprueba el mal, sino que se ensalza a quien lo hace. Como los primeros cristianos, también nosotros reconocemos que no podemos adaptarnos a este mundo: vivir la autoridad como simple ejercicio del poder que olvida el bien común, vivir el trabajo como un modo de enriquecerse que olvida construir una sociedad, vivir el amor como una experiencia narcisística de satisfacción. Este modo de vida no es cristiano, porque es antihumano. No nos podemos adaptar a él.

-Segundo criterio importante. No esperar a que otros nos resuelvan el problema. Durante mucho tiempo hemos estado esperando a Godot: un gran político, un gran eclesiástico, que acaudillara una regeneración social y eclesial. Godot no vendrá. Lo que esperamos de verdad es que vengan padres: esto es lo que hoy es más necesario: verdaderos padres.

-Por ello, permitidme terminar como terminó Catilina en su famoso discurso: “Propio de la amistad es querer lo mismo y rechazar lo mismo” Y lo podemos querer, si lo queremos juntos. ¿Qué es lo que debemos querer? El proyecto de Dios sobre nuestra humanidad, sobre nuestra familia, sobre el matrimonio.

-Quererlo juntos, y juntos ayudarnos a quererlo hasta el final: este es el nuevo inicio de una nueva humanidad. Para ello hemos nacido los discípulos. Os agradecemos todo el apoyo que nos habéis dado. Y os ofrecemos nuestra amistad como un camino de santidad, de humanidad plena.

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